Fragmentos de lumbre
¿Existe sobre la tierra cosa
más detestable que la infancia?
Su alevosía para robar
monedas supera cualquier conspiración.
El bullicio que acompaña su
andar, reitera cuán parco es el lenguaje de los viejos.
Su encanto pueril es la
fórmula intrigante que persiguen las señoras, sin éxito alguno.
Sus preocupaciones y dilemas
inconscientes aparecen ante mi juicio como vastas nimiedades.
¡Maldición!
Como aborrezco su capacidad
para prescindir de los vahídos rutinarios, y hasta su inadvertida maña para
sobreponerse al tedio de la existencia.
¡Qué inusitada ansia de vida la suya!
Sin embargo…
¿Por qué los años me han
robado la candidez?
¿Por qué no puedo ser niño otra vez?